Minutos después terminas perdiéndote en ese carnaval de aromas, ese carnaval que se ha concentrado en aquella bufanda, que horas antes te ha sido devuelta por un amigo de él. En ella percatas 3 aromas, uno es de él, otro de ella y el ultimo es tuyo. Pero te das cuenta que ese aroma perteneciente de él, ya no te pertenece, ya no te cautiva como antes y eso te alegra demasiado. Ya no le perteneces y él tampoco te pertenece.
El único aroma que ahora logra cautivarte es el de aquel demonio, tu demonio, aquel que te hace perderte por completo con su sola presencia. Su aroma te hipnotiza, para después caer entre sus garras.
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